El sueño es el destino


He necesitado los sueños para darme cuenta, para huir, para reir, para hacer lo quería hacer. Y todo, extrañamente, sucede antes allí que aquí. No siempre fuera de control.
A veces conduzco yo.

De manera inexplicable allí se abren puertas y yo cierro otras muchas, con tanta facilidad... Todo en tonos hiperrealistas: a veces, cuando duermo, hasta el personaje más irrelevante que aparece, se muestra perfectamente detallado, como si conscientemente yo quisiera que vistiese de negro (o de azul). Sueños en los que estás soñando que recuerdas cosas de otro sueño, de otro día, sueños dentro de sueños, como realidades paralelas que se entremezclan y tu quieres aglutinar a tu antojo pero eres incapaz. Quiero ir contigo, allí, y decirte, y hacer…
Todo lo consigo.

De alguna manera todo lo que está allí cada noche sé que permanecerá en mi vida despierta para siempre.

El origen de todo es que algo está cambiando. Primero cambió en mi “yo” inconsciente; y, ahora, irremediablemente avanzo, avanzo hasta afrontarlo como destino.

Hubo épocas malas, en las que incluso temía el momento de irme a dormir, pues las revelaciones eran demasiado violentas, eran auténticas sacudidas desde el subconsciente, eran despertares forzosos, eran pesadillas que bruscamente me hacían saltar de la cama para no querer volverme a dormir. Los sueños me decían demasiadas cosas que, aunque de alguna manera sabía, –porque están en mí– no era capaz de aceptarlas como reales.

No creo que el tener sueños lúcidos sea algo singular o que sólo puedan experimentar ciertas personas. Creo que todo está allí, al alcance de todos. El resto, el abrir los ojos, depende de ti.

Olía que algo iba a cambiar en mí, por eso empecé a estar inconscientemente más receptiva. Atraía este tipo de experiencias, a la vez que en mi vida real también me sucedían cosas mágicas. Todavía estoy en ese despertar, todavía estoy rompiendo el cascarón. Además de los sueños, están los libros, las personas-luciérnaga, los momentos sincrónicos, … todo sucede por alguna razón, y es allí hacia donde nos dirigimos.



Cuando ayer ví Waking Life me pasó algo que nunca me había sucedido antes. Esa película hablaba de los sueños lúcidos, de revelaciones, de mundos paralelos, del subconsciente, de la muerte, del no poder salir de un sueño, de los onironautas, de los libros, de cómo "a veces dos personas encontrándose en el camino, en vez de pasar de largo y perderse en la lejanía deciden aceptar lo que llaman la “confrontación entre almas” y deciden liberar juntos los valientes y temerarios dioses que todos llevamos dentro".

Puede ser que esta película, en este momento, se presente también como una señal. Es del 2001, pero, por alguna razón, yo la ví ayer, año 2009… Todo sucede por algo.

"La búsqueda consiste en ser liberado de lo negativo
que es realmente nuestra propia voluntad de ir hacia la nada.
Y una vez hemos dicho “sí” al instante, la afirmación es contagiosa.
Estalla una cadena de afirmaciones que no conoce límites.
Decir “sí” a un instante, es decir “sí” a toda la existencia".


Es como la sensación de leer un libro y de repente encontrar un párrafo mágico que podrías haber escrito tú, porque eso está en tu cabeza, y no puedes evitar subrayarlo. Entonces se produce una unión, un entendimiento irracional entre lo que ven tus ojos y lo que sientes por dentro. Después de ver esta película me di cuenta de que la había subrayado entera.

"No quiero paja. Quiero momentos humanos reales. Quiero verte y quiero que me veas".


Pues eso.

-Luka-

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