KAHNWEILER - El corredor de bolsa que se hizo marchante -
Señorita Roja, de Kees Van Donguen
«Cuando decidí convertirme en mercader de arte nunca se me pasó por la cabeza comprar obras de Cézanne. Me pareció que la ocasión de hacerlo había pasado ya, para mí al menos, y que correspondía luchar por los artistas de mi edad.»
A cada Arte su Tiempo, suele decirse.
Y los grandes pintores cubistas son sus pintores, como él solía decir. Cuando nadie daba un duro por este movimiento, él creyó en ellos. Fue un ejemplo de marchand regido únicamente por la ley de su instinto, con el que abriría el camino hacia el cubismo, que, a partir de entonces, iría ya siempre vinculado a su nombre: Daniel-Henry Kahnweiler.
Hacia 1907 abrió su galería en París. Decidió arriesgarse, comprar pintura fauve cuando nadie apostaba por ellos (con Vlaminck incluso llegó a tener un contrato de exclusividad). La primera vez que vio Las Señoritas de Avignon se quedó tan perplejo que no tardó en detectar la gran fuerza novedosa que suponía este cuadro, y que apuntaba ya no sólo a un nuevo Picasso sino a toda una nueva era en la historia del arte. París se convertía en el centro artístico mundial que tantas veces se ha desplazado.
Él fue de esos marchantes que apuestan sin dudarlo por el arte contempóraneo de sus colegas artistas (como lo hicieron antes Durand-Ruel o Vollard). Fue un visionario.
No le gustaban ni el arte abstracto ni el surrealismo, salvo tres grandes excepciones: Miró, Max Ernst y André Masson (cuya obra apoyó muchísimo hacia 1920).
A cada Arte su Tiempo, suele decirse.
Y los grandes pintores cubistas son sus pintores, como él solía decir. Cuando nadie daba un duro por este movimiento, él creyó en ellos. Fue un ejemplo de marchand regido únicamente por la ley de su instinto, con el que abriría el camino hacia el cubismo, que, a partir de entonces, iría ya siempre vinculado a su nombre: Daniel-Henry Kahnweiler.
Hacia 1907 abrió su galería en París. Decidió arriesgarse, comprar pintura fauve cuando nadie apostaba por ellos (con Vlaminck incluso llegó a tener un contrato de exclusividad). La primera vez que vio Las Señoritas de Avignon se quedó tan perplejo que no tardó en detectar la gran fuerza novedosa que suponía este cuadro, y que apuntaba ya no sólo a un nuevo Picasso sino a toda una nueva era en la historia del arte. París se convertía en el centro artístico mundial que tantas veces se ha desplazado.
Él fue de esos marchantes que apuestan sin dudarlo por el arte contempóraneo de sus colegas artistas (como lo hicieron antes Durand-Ruel o Vollard). Fue un visionario.
No le gustaban ni el arte abstracto ni el surrealismo, salvo tres grandes excepciones: Miró, Max Ernst y André Masson (cuya obra apoyó muchísimo hacia 1920).
Además de descubrir el cubismo o el fauvismo como movimientos artísticos, también fue el primero que editó a grandes escritores como Apollinaire, Artaud o Max Jacob.
Además de Masson y de Van Donguen (la pintura de arriba), fue el descubridor de talentos tan importantes como Derain, Braque, Juan Gris y Picasso. Pasará a la historia por nombres como estos, pero su actitud arriesgada y su espíritu emprendedor es ahora lo que más admiro.
Queremos que así sea. Cada época tiene su arte: démosle espacio a los nuestros, a los de ahora, sea cual sea el circuito comercial imperante. Estamos fuera, irremediablemente.
Julia Morer
Comentarios
In first steps it is really nice if somebody supports you, so hope to meet friendly and helpful people here. Let me know if I can help you.
Thanks in advance and good luck! :)
Por cierto, me encanta tu blog! ya me tienes como seguidora ^ ^
El retrato de esta entrada es brutaaaaaaal!!!!!!!! >_<
es tan gratificante compartirte a tiempo partido con la vida y seguir confirmando que merece la pena. Van Dongen es uno de mis pintores favoritos y de repente se aparece como una amapola en tu blog.
Besos,
B
;)