Reseñas de Tailandia II - La (relativamente) desconocida Koh Phayam
Koh Phayam es una isla situada al oeste del golfo de Tailandia, en la costa alta del mar de Andamán, pegada a Myanmar. Su interior está cubierto por una tupida selva virgen rodeada de playas de arena blanca.
¿Por qué Koh Phayam?
En Koh Tao ya nos rondaba la idea de hacer un Live Aboard por el mar de Andamán. Queríamos bucear y queríamos visibilidad de la buena, Koh Tao nos había dejado un poco a medias (tal vez la buena temporada no había llegado, pero la verdad que no tuvimos mucha suerte en este sentido). Así que estábamos hambrientos de fondos diáfanos. Un brujo que encontramos por el camino nos recomendó Koh Phayam, por ser una de las pocas islas todavía algo desconocidas de Tailandia. Y no lo pensamos demasiado, la verdad que teníamos ganas de vivir un ambiente menos turístico que el de Koh Tao (las comparaciones son odiosas, pero también inevitables).
Así que cogimos el ferry nocturno desde Koh Tao a Chumphon (6 horas), durmiendo en una surrealista sala de pasajeros llena de literas a modo refugio, y por la mañana amanecimos en Chumphon. Allí una furgoneta nos llevó hasta Ranong (2 horas), donde cogeríamos un barco hasta Koh Phayam (si tenéis la posibilidad de coger speed boat mejor, nosotros tardamos casi 3 horas en el slow boat). El transfer completo desde Koh Tao a Koh Phayam nos costó 1.050 B por persona. Hacia el mediodía estábamos llegando a Koh Phayam. Desde la aproximación en el barco ya se adivinaba el paraíso. La idea de una isla sin Seven Eleven ni cajero automático era muy seductora (ni siquiera salía en la Lonely Planet del Sudeste Asiático, ¡increíble!). Y allí estábamos.
La llegada
Lo que más me gustó al llegar es que había motos para alquilar. Como éramos 6, dos se quedaron con las mochilas y los demás fuimos de aventura en moto a buscar alojamiento. Esos primeros recorridos en moto nos hicieron confirmar lo que sospechábamos: sí, estábamos en un paraíso. Una vez pasada la calle del puerto todo se vuelve selvático y bonito. Kilómetros de bosque tropical de Casuarinas y Anacardos, poca afluencia turística, poquísimo espacio construido, poco cemento y mucho reggae. ¡Así sí!
A lo largo de los días, frases como... es lo que fue Ibiza hace 40 años o la isla tiene que aceptarte... salieron de la boca de alguno de los locales (o que se habían convertido en locales porque la isla les había aceptado). Risas aparte, indiscutible es que tiene un magnetismo misterioso que atrae y retiene, te invita a quedarte, a no pensar, a estar presente.
Si ya en Koh Tao disfrutamos con las motos, aquí era todavía más bonito. Sólo había una carretera (más bien un carril bici ancho cementado) y varios kilómetros de un lado a otro de la isla por explorar. Después de conducir en Phayam tienes la sensación de que en Koh Tao había "mucho tráfico". Esto era otra cosa, tranquilidad, sin coches, sin prisas y con muchos baches. Sin olvidarnos de la "autopista" por la playa, el gran atajo de los locales y de los no tan locales. Cualquiera de las tiendas cerca del puerto te alquilan moto por 200 B el día, esta vez sin necesidad de dejar el pasaporte.
6 horas de electricidad al día
Terminamos alojándonos en Phayam Sports, unos bungalows que quedan justo detrás del resort Bamboo Bungalows, también en Aow Yai (Long Beach). Muy recomendables... pagábamos 450 B por bungalow por noche. Tenían lo justo, por supuesto sin agua caliente, pero estaban muy bien cuidados y la cama era muy buena (gran dato a tener en cuenta, como luego iríamos comprobando en sucesivos bungalows). De 18:00 a 24:00 eran las horas de luz eléctrica. No cuesta demasiado acostumbrarse y acabas apreciando muchas de las cosas que, como ésta, en occidente damos por hechas sin pensarlo.
Sawadee kaa, Kopun kaa...
En Phayam viví mi primera experiencia en una clínica tailandesa. Tenía un fuerte catarro y un Live Aboard en un par de días, mis mocos y mi malestar tenían que desaparecer en menos de 48 horas si pensaba pasar 4 días sin parar de bucear. Entras allí, con tu inglés occidental y tus 3 o 4 expresiones en thai para hacerles ver que te esfuerzas y así resultar más amable... y las ves a ellas, las enfermeras, súper monas con su cofia de colorines y sus braquets, también de colorines, ofreciéndome agua y riéndose todo el rato, no sé si de mí o de qué, pero yo también me reía.
Entramos en una conversación absurda dirigida por gestos repetitivos para indicarles que tenía tos y mocos agarrados al pecho. La conclusión: me dieron dos sobres con pastillas (unas logré entender que eran antiestamínicos y las otras todavía no lo sé) por una ridícula cantidad de dinero, y nos quedamos mirándonos las unas a las otras sin decir nada más... Hasta que, pasados unos cuantos segundos de silencio surrealista, en los que sólo nos mirábamos y nos reíamos, decidí que ya habían terminado conmigo y salí de la clínica con mis pastillas de no-sé-qué, todavía en una nube de alucine. Eso sí, todo con mucho sentido del humor.
La vida es juego
En Phayam descubrimos que para unas vacaciones perfectas sólo hacen falta buenos amigos, un billar, una mesa de ping-pong y un ajedrez. Todo lo demás es secundario. Billar gratis... el gran descubrimiento. No he jugado tanto al billar en mi vida. No había tiempo para el aburrimiento.
• Hippy Bar.
Está a la derecha del todo en la playa Aow Khao Kwai. Para llegar el camino en moto se pone cada vez más divertido según vas llegando. (En uno de estos caminos de tierra tuvimos que parar en seco estupefactos ante el paso de un grupo de tucanes... ¡Primera vez que los veo fuera de un documental de La2! :) También monos, muchos monos.
El dueño cuenta que construyeron este bar con los restos del tsunami que llegaban a las costas de Phayam: troncos, objetos de lo más raro colgando de las paredes, todo convertido en estructuras comunicadas e incluso una reconstrucción de la proa de un barco a modo de terraza... Sitio perfecto para tomarte algo relajado mirando la puesta de sol. Y con billar, ¡por supuesto!
• The Veggie Place.
Al lado de la agencia de viajes y enfrente del supermercado encontramos el vegetariano por excelencia. Montado con mucho gusto por una chica inglesa y un tai, tomábamos los desayunos más completos y potentes, todo ello para afrontar el duro día que nos quedaba por delante: pillar olas y jugar al ping-pong son actividades que requieren mucha energía... :)
El pan es home-made! :)
Live Aboard: el tiempo se detiene
Koh Phayam es el punto de partida de los viajes de buceo en la costa alta de Andamán. Los centros de buceo ofrecen viajes en el día y viajes de varios días a los parques marinos de las Surin y las Similan, así como a la famosa Richeley Rock.
Fuimos en busca de un centro de buceo para que nos contaran su oferta en live aboards y encontramos Phayam Divers, en Aow Yai, la misma playa que nos alojábamos. Y allí estaba Jorge, un español que trabaja de Dive Master allí y que pronto nos convenció para embarcar con ellos. :)
Fue una experiencia inolvidable. Gracias a Jorge por ser uno más de nosotros desde el principio... ¡da gusto conocer gente así! Y gracias también a Daria, la gran instructora macro, por agudizarnos el ojo y enseñarnos las cosas más pequeñas del mundo submarino. El barco casi entero para nosotros solos y con ducha de agua caliente... ¡no lo podíamos creer! :)
El final del Live Aboard también era el final de Phayam... última noche. Al día siguiente partíamos hacia Tonsai (Krabi). El tiempo pasaba rápido y las emociones eran muchas y muy fuertes... :)
¿Por qué Koh Phayam?
En Koh Tao ya nos rondaba la idea de hacer un Live Aboard por el mar de Andamán. Queríamos bucear y queríamos visibilidad de la buena, Koh Tao nos había dejado un poco a medias (tal vez la buena temporada no había llegado, pero la verdad que no tuvimos mucha suerte en este sentido). Así que estábamos hambrientos de fondos diáfanos. Un brujo que encontramos por el camino nos recomendó Koh Phayam, por ser una de las pocas islas todavía algo desconocidas de Tailandia. Y no lo pensamos demasiado, la verdad que teníamos ganas de vivir un ambiente menos turístico que el de Koh Tao (las comparaciones son odiosas, pero también inevitables).
Aow Yai |
Así que cogimos el ferry nocturno desde Koh Tao a Chumphon (6 horas), durmiendo en una surrealista sala de pasajeros llena de literas a modo refugio, y por la mañana amanecimos en Chumphon. Allí una furgoneta nos llevó hasta Ranong (2 horas), donde cogeríamos un barco hasta Koh Phayam (si tenéis la posibilidad de coger speed boat mejor, nosotros tardamos casi 3 horas en el slow boat). El transfer completo desde Koh Tao a Koh Phayam nos costó 1.050 B por persona. Hacia el mediodía estábamos llegando a Koh Phayam. Desde la aproximación en el barco ya se adivinaba el paraíso. La idea de una isla sin Seven Eleven ni cajero automático era muy seductora (ni siquiera salía en la Lonely Planet del Sudeste Asiático, ¡increíble!). Y allí estábamos.
La llegada
Lo que más me gustó al llegar es que había motos para alquilar. Como éramos 6, dos se quedaron con las mochilas y los demás fuimos de aventura en moto a buscar alojamiento. Esos primeros recorridos en moto nos hicieron confirmar lo que sospechábamos: sí, estábamos en un paraíso. Una vez pasada la calle del puerto todo se vuelve selvático y bonito. Kilómetros de bosque tropical de Casuarinas y Anacardos, poca afluencia turística, poquísimo espacio construido, poco cemento y mucho reggae. ¡Así sí!
A lo largo de los días, frases como... es lo que fue Ibiza hace 40 años o la isla tiene que aceptarte... salieron de la boca de alguno de los locales (o que se habían convertido en locales porque la isla les había aceptado). Risas aparte, indiscutible es que tiene un magnetismo misterioso que atrae y retiene, te invita a quedarte, a no pensar, a estar presente.
Aow Yai aka Long Beach, (foto de Nico) |
Si ya en Koh Tao disfrutamos con las motos, aquí era todavía más bonito. Sólo había una carretera (más bien un carril bici ancho cementado) y varios kilómetros de un lado a otro de la isla por explorar. Después de conducir en Phayam tienes la sensación de que en Koh Tao había "mucho tráfico". Esto era otra cosa, tranquilidad, sin coches, sin prisas y con muchos baches. Sin olvidarnos de la "autopista" por la playa, el gran atajo de los locales y de los no tan locales. Cualquiera de las tiendas cerca del puerto te alquilan moto por 200 B el día, esta vez sin necesidad de dejar el pasaporte.
6 horas de electricidad al día
Terminamos alojándonos en Phayam Sports, unos bungalows que quedan justo detrás del resort Bamboo Bungalows, también en Aow Yai (Long Beach). Muy recomendables... pagábamos 450 B por bungalow por noche. Tenían lo justo, por supuesto sin agua caliente, pero estaban muy bien cuidados y la cama era muy buena (gran dato a tener en cuenta, como luego iríamos comprobando en sucesivos bungalows). De 18:00 a 24:00 eran las horas de luz eléctrica. No cuesta demasiado acostumbrarse y acabas apreciando muchas de las cosas que, como ésta, en occidente damos por hechas sin pensarlo.
Home :) |
Sawadee kaa, Kopun kaa...
En Phayam viví mi primera experiencia en una clínica tailandesa. Tenía un fuerte catarro y un Live Aboard en un par de días, mis mocos y mi malestar tenían que desaparecer en menos de 48 horas si pensaba pasar 4 días sin parar de bucear. Entras allí, con tu inglés occidental y tus 3 o 4 expresiones en thai para hacerles ver que te esfuerzas y así resultar más amable... y las ves a ellas, las enfermeras, súper monas con su cofia de colorines y sus braquets, también de colorines, ofreciéndome agua y riéndose todo el rato, no sé si de mí o de qué, pero yo también me reía.
Entramos en una conversación absurda dirigida por gestos repetitivos para indicarles que tenía tos y mocos agarrados al pecho. La conclusión: me dieron dos sobres con pastillas (unas logré entender que eran antiestamínicos y las otras todavía no lo sé) por una ridícula cantidad de dinero, y nos quedamos mirándonos las unas a las otras sin decir nada más... Hasta que, pasados unos cuantos segundos de silencio surrealista, en los que sólo nos mirábamos y nos reíamos, decidí que ya habían terminado conmigo y salí de la clínica con mis pastillas de no-sé-qué, todavía en una nube de alucine. Eso sí, todo con mucho sentido del humor.
No name pills... |
La vida es juego
En Phayam descubrimos que para unas vacaciones perfectas sólo hacen falta buenos amigos, un billar, una mesa de ping-pong y un ajedrez. Todo lo demás es secundario. Billar gratis... el gran descubrimiento. No he jugado tanto al billar en mi vida. No había tiempo para el aburrimiento.
• Hippy Bar.
Está a la derecha del todo en la playa Aow Khao Kwai. Para llegar el camino en moto se pone cada vez más divertido según vas llegando. (En uno de estos caminos de tierra tuvimos que parar en seco estupefactos ante el paso de un grupo de tucanes... ¡Primera vez que los veo fuera de un documental de La2! :) También monos, muchos monos.
El dueño cuenta que construyeron este bar con los restos del tsunami que llegaban a las costas de Phayam: troncos, objetos de lo más raro colgando de las paredes, todo convertido en estructuras comunicadas e incluso una reconstrucción de la proa de un barco a modo de terraza... Sitio perfecto para tomarte algo relajado mirando la puesta de sol. Y con billar, ¡por supuesto!
Hippy Bar (foto de Marina) |
Hippy Bar! |
• The Veggie Place.
Al lado de la agencia de viajes y enfrente del supermercado encontramos el vegetariano por excelencia. Montado con mucho gusto por una chica inglesa y un tai, tomábamos los desayunos más completos y potentes, todo ello para afrontar el duro día que nos quedaba por delante: pillar olas y jugar al ping-pong son actividades que requieren mucha energía... :)
El pan es home-made! :)
Desayuno completo para dos |
The Veggie Place! |
Live Aboard: el tiempo se detiene
Koh Phayam es el punto de partida de los viajes de buceo en la costa alta de Andamán. Los centros de buceo ofrecen viajes en el día y viajes de varios días a los parques marinos de las Surin y las Similan, así como a la famosa Richeley Rock.
Fuimos en busca de un centro de buceo para que nos contaran su oferta en live aboards y encontramos Phayam Divers, en Aow Yai, la misma playa que nos alojábamos. Y allí estaba Jorge, un español que trabaja de Dive Master allí y que pronto nos convenció para embarcar con ellos. :)
Phayam Divers |
Koh Bon, Koh Tachai, Richelieu Rock |
Fue una experiencia inolvidable. Gracias a Jorge por ser uno más de nosotros desde el principio... ¡da gusto conocer gente así! Y gracias también a Daria, la gran instructora macro, por agudizarnos el ojo y enseñarnos las cosas más pequeñas del mundo submarino. El barco casi entero para nosotros solos y con ducha de agua caliente... ¡no lo podíamos creer! :)
El final del Live Aboard también era el final de Phayam... última noche. Al día siguiente partíamos hacia Tonsai (Krabi). El tiempo pasaba rápido y las emociones eran muchas y muy fuertes... :)
Puesta de sol en Koh Phayam (¡gracias por el fotón, Nico!) |
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